¿Cómo crearlo en el aula?
El juego didáctico es
una estrategia que se puede utilizar en cualquier nivel o modalidad del
educativo pero por lo general el docente lo utiliza muy poco porque desconoce
sus múltiples ventajas. El juego que posee un objetivo educativo, se estructura
como un juego reglado que incluye momentos de acción pre-reflexiva y de
simbolización o apropiación abstracta-lógica de lo vivido para el logro de
objetivos de enseñanza curriculares, cuyo objetivo último es la apropiación por
parte del jugador, de los contenidos fomentando el desarrollo de la
creatividad.
El uso de esta estrategia persigue una cantidad de objetivos que
están dirigidos hacia la ejercitación de habilidades en determinada área. Es
por ello que es importante conocer las destrezas que se pueden desarrollar a
través del juego, en cada una de las áreas de desarrollo del educando como: la
físico-biológica; socio-emocional, cognitivo-verbal y la dimensión académica.
Así como también es de suma importancia conocer las características que debe
tener un juego para que sea didáctico y manejar su clasificación para saber
cuál utilizar y cuál sería el más adecuado para un determinado grupo de
educandos. Una vez conocida la naturaleza del juego y sus elementos es donde el
docente se pregunta cómo elaborar un juego, con qué objetivo crearlo y cuáles
son los pasos para realizarlo, es allí cuando comienza a preguntarse cuáles son
los materiales más adecuados para su realización y comienzan sus interrogantes.
El propósito de generar estas inquietudes gira en torno a la importancia que
conlleva utilizar dicha estrategia dentro del aula y que de alguna manera
sencilla se puede crear sin la necesidad de manejar el tema a profundidad,
además de que a partir de algunas soluciones prácticas se puede realizar esta
tarea de forma agradable y cómoda tanto para el docente como para los alumnos.
Todo ello con el fin de generar un aprendizaje efectivo a través de la
diversión.
Antes de hacer
referencia al juego didáctico es necesario realizarnos las siguientes
interrogantes:
*¿Quién no ha jugado alguna vez?,
*¿Quiénes juegan con más
frecuencia?
*¿Qué es lo primero que hacen los niños al salir al recreo?
*¿Qué
juegos conocemos?...
Algunas de las respuestas serían:
¡Todos hemos
jugado alguna vez!
¡Más que todo los niños lo hacen!
¡Salen al recreo a
jugar!
¡Algunos de los juegos que conocemos son: scrabble, dominó, ajedrez,
monopolio, bingo y rompecabezas, entre otros.
Ahora bien, según
Sanuy (1998) “la palabra juego, proviene del término inglés “game” que viene de
la raíz indo-europea “ghem” que significa saltar de alegría... en el mismo se
debe brindar la oportunidad de divertirse y disfrutar al mismo tiempo en que se
desarrollan muchas habilidades” (p.13). Para autores como Montessori, citada en
Newson (2004) “el juego se define como una actividad lúdica organizada para
alcanzar fines específicos” (p. 26).
La relación entre juego
y aprendizaje es natural; los verbos “jugar” y “aprender” confluyen. Ambos
vocablos consisten en superar obstáculos, encontrar el camino, entrenarse, deducir,
inventar, adivinar y llegar a ganar... para pasarlo bien, para avanzar y
mejorar (Andrés y García, s/f).
La diversión en las
clases debería ser un objetivo docente. La actividad lúdica es atractiva y
motivadora, capta la atención de los estudiantes hacia la materia, bien sea
para cualquier área que se desee trabajar. Los juegos requieren de la
comunicación y provocan y activan los mecanismos de aprendizaje. La clase se
impregna de un ambiente lúdico y permite a cada estudiante desarrollar sus
propias estrategias de aprendizaje. Con el juego, los docentes dejamos de ser
el centro de la clase, los “sabios” en una palabra, para pasar a ser meros
facilitadores-conductores del proceso de enseñanza- aprendizaje, además de
potenciar con su uso el trabajo en pequeños grupos o parejas.
Según Ortega (citado
en López y Bautista, 2002), la riqueza de una estrategia como esta hace del
juego una excelente ocasión de aprendizaje y de comunicación, entendiéndose
como aprendizaje un cambio significativo y estable que se realiza a través de
la experiencia.
La importancia de esta
estrategia radica en que no se debe enfatizar en el aprendizaje memorístico de
hechos o conceptos, sino en la creación de un entorno que estimule a los
estudiantes a construir su propio conocimiento y elaborar su propio sentido
(Bruner y Haste, citados en López y Bautista, 2002) y dentro del cual el
profesorado pueda conducir al estudiante progresivamente hacia niveles
superiores de independencia, autonomía y capacidad para aprender, en un contexto
de colaboración y sentido comunitario que debe respaldar y acentuar siempre
todas las adquisiciones.
Las estrategias deben
contribuir a motivar a los niños y niñas para que sientan la necesidad de
aprender. En este sentido debe servir para despertar por sí misma la curiosidad
y el interés de los estudiantes, pero a la vez hay que evitar que sea una
ocasión para que el estudiante con dificultades se sienta rechazado, comparado
indebidamente con otros o herido en su autoestima personal, cosa que suele
ocurrir frecuentemente cuando o bien carecemos de estrategias adecuadas o bien
no reflexionamos adecuadamente sobre el impacto de todas nuestras acciones
formativas en el aula (Correa, Guzmán y Tirado, citados en López y Bautista,
2002).
Área físico-biológica: capacidad de
movimiento, rapidez de reflejos, destreza manual, coordinación y sentidos.
Área socio-emocional: espontaneidad, socialización, placer, satisfacción,
expresión de sentimientos, aficiones, resolución de conflictos, confianza en sí
mismos.
Área cognitiva-verbal: imaginación, creatividad,
agilidad mental, memoria, atención, pensamiento creativo, lenguaje,
interpretación de conocimiento, comprensión del mundo, pensamiento lógico,
seguimiento de instrucciones, amplitud de vocabulario, expresión de ideas.
¿Qué objetivos persigue un juego didáctico?
Un juego didáctico debería contar con una serie de objetivos que le permitirán al docente establecer las metas que se desean lograr con los estudiantes, entre los objetivos se pueden mencionar: plantear un problema que deberá resolverse en un nivel de comprensión que implique ciertos grados de dificultad. Afianzar de manera atractiva los conceptos, procedimientos y actitudes contempladas en el programa. Ofrecer un medio para trabajar en equipo de una manera agradable y satisfactoria. Reforzar habilidades que el niño necesitará más adelante. Educar porque constituye un medio para familiarizar a los jugadores con las ideas y datos de numerosas asignaturas.
También pueden ser de
acuerdo a un director, que pueden ser dirigidos y libres. Según la edad, para
adultos, jóvenes y niños. De acuerdo a la discriminación de las formas, de
engranaje y rompecabezas. Según la discriminación y configuración, de
correspondencia de imagen. De acuerdo a la orientación de las formas, las
imágenes invertidas. De ordenamiento lógico, de secuencias temporales y de
acción. Según las probabilidades para ganar, de azar y de razonamiento lógico
(Yvern, 1998).
También es necesario considerar, el costo de los materiales. No tiene por qué ser cubierto por los docentes, tampoco han de ser necesariamente ellos quienes los elaboren: la confección de los materiales, fichas, cartones de juego u otros impresos. Perfectamente puede ser una tarea que, en las actividades de educación para el trabajo o computación, los alumnos de grados superiores realizan bajo la tutela de sus profesores.
Un juego didáctico debería contar con una serie de objetivos que le permitirán al docente establecer las metas que se desean lograr con los estudiantes, entre los objetivos se pueden mencionar: plantear un problema que deberá resolverse en un nivel de comprensión que implique ciertos grados de dificultad. Afianzar de manera atractiva los conceptos, procedimientos y actitudes contempladas en el programa. Ofrecer un medio para trabajar en equipo de una manera agradable y satisfactoria. Reforzar habilidades que el niño necesitará más adelante. Educar porque constituye un medio para familiarizar a los jugadores con las ideas y datos de numerosas asignaturas.
Brindar un ambiente
de estímulo tanto para la creatividad intelectual como para la emocional. Y
finalmente, desarrollar destrezas en donde el niño posee mayor dificultad.
En este tipo de
juegos se combinan el método visual, la palabra de los maestros y las acciones
de los educandos con los juguetes, materiales, piezas Así, el educador o la
educadora dirige la atención de éstos, los orienta, y logra que precisen sus
ideas y amplíen su experiencia (García, 2006).
En cada juego
didáctico se destacan tres elementos: el objetivo didáctico es el que precisa
el juego y su contenido, por ejemplo, si propone el juego “busca parejas”, lo
que se quiere es que los infantes desarrollen habilidad de correlacionar
objetos diversos como naranjas, manzanas. El objetivo educativo se les plantea
en correspondencia con los conocimientos y modos de conducta que hay que fijar.
Los maestros deben tener
en cuenta que, en esta edad, el juego didáctico es parte de la actividad
dirigida o pedagógica, pero no necesariamente ocupa todo el tiempo que está
asignado.
*Un
número de jugadores.
*Una
edad específica.
*Diversión.
*Tensión.
*Trabajo
en equipo.
*Competición.
¿Cómo podemos clasificar los juegos?
Existen muchos tipos
de juegos y diversas clasificaciones, sin embargo se puede tomar como
referencia una más práctica y sencilla. En primera instancia se pueden
clasificar de acuerdo al número de jugadores, los cuales pueden ser
individuales o colectivos. Por otro lado está según la cultura, pueden ser
tradicionales y adaptados (Yvern, 1998).
¿Qué pasos se deberían tener en cuenta para elaborar un juego
didáctico?
1) Dado un objetivo
idear la estructura o adaptar uno preestablecido.
2) Planificar a
través de un análisis de posibilidades y elección de las mejores ideas.
3) Diseñar la idea a
través de un bosquejo o dibujo preliminar.
4) Visualizar el
material más adecuado.
5) Establecer las
reglas del juego cuantas sean necesarias, precisas y muy claras
6) Prevenir posibles
dificultades, como el espacio, el tiempo disponible, número de jugadores.
7) Imaginar el juego
como si fuera una película.
8) Ensayar un mínimo
de tres veces para verificar si se logran los objetivos.
9) Aplicar con niños
y elaborar un registro de todo lo que ocurra para mejorarlo o simplificarlo.
10) Evaluar los
conocimientos adquiridos de acuerdo al objetivo para verificar la intención didáctica.
¿Qué materiales se pueden utilizar para su elaboración?
Fommy, cartulina,
cartón comprimido, MDF, madera balsa, pintura al frío, pinceles, materiales de
desecho, sellador, plantillas, papel contact y papel carbón, tijeras de formas,
marcador acrílico, silicón frío y caliente, tijera con buen filo.
¿Cómo se puede presentar el juego didáctico?
*Con materiales
resistentes, adecuados y de alta calidad.
*Colores
armoniosamente combinados y llamativos.
*Protegerlos con
sellador.
*En la caja debe
tener: objetivo didáctico, instrucciones, edades y contenido.
También es necesario considerar, el costo de los materiales. No tiene por qué ser cubierto por los docentes, tampoco han de ser necesariamente ellos quienes los elaboren: la confección de los materiales, fichas, cartones de juego u otros impresos. Perfectamente puede ser una tarea que, en las actividades de educación para el trabajo o computación, los alumnos de grados superiores realizan bajo la tutela de sus profesores.
¿Qué debe hacer el docente al crear un juego
didáctico?
El docente en este
caso debe: poseer un mínimo de conocimiento sobre el tema, no olvidar el fin
didáctico, dirigir el juego con una actitud sencilla y activa, establecer las
reglas de forma muy clara, formar parte de los jugadores y determinar la etapa
psicológica en la que se encuentre el niño o los niños.
Entonces, aquí es
donde surgen algunas interrogantes, el docente en esta etapa de elaboración del
juego se comienza a preguntar ¿cómo lo hago?, ¿qué le puedo dibujar?, ¿qué
habilidades manuales necesito? Y es cuando él requiere soluciones prácticas
como las siguientes: si no sabe dibujar, puede utilizar papel carbón y
plantillas; posee la letra y trazos ilegibles, las puede realizar en la computadora
o con plantillas; si afirma que no tiene creatividad puede buscar modelos y
patrones en revistas; si no posee los recursos económicos suficientes, puede
utilizar material de desecho; si no cuenta con suficiente tiempo puede mandar a
hacer algunas piezas de madera o cartón.
Una vez realizado el
juego, todavía no está listo: falta el ensayo final, cuando se lleva por
primera vez a la clase: todos los niños deben jugar. Si ocurre que ellos no
sólo jugaron, sino que disfrutaron, pusieron todo su empeño en realizar la
actividad, lo hicieron alegremente y quisieran volver a jugar. Si al finalizar
esa partida se hace un alto y se comparte en torno a qué, cómo y porqué se
jugó, haciendo mención al contenido revisado, se prolonga el juego, y se
potencia la experiencia de aprendizaje.
Formato del Juego Didáctico
Título del Juego: Nombre que recibirá
el juego seleccionado.
Área de Conocimiento: Asignatura
al que estará orientado.
Objetivos: Qué se quiere enseñar y
aprender con la ejecución del juego.
Contenidos: Conceptuales,
procedimentales y actitudinales que se correspondan con el área de
conocimiento.
Nombre de la estructura adaptada para el diseño del juego:
Ejemplo: dominó, memoria. De lo contrario se
explicará la estructura diseñada.
Audiencia a la cual va dirigido: Población
y edades.
Número de jugadores: Cuántas
personas pueden participar (mínimo y máximo).
Duración: Tiempo.
Materiales utilizados: Lista
de materiales.
Instrucciones: Se indicará paso por
paso cómo se desarrollará el juego.
Este formato
permitirá centrar el objetivo que se tiene con el juego y tener presentes los
contenidos a trabajar, así como poder utilizarlo para la audiencia adecuada, el
número de participantes y poder tener a la mano las instrucciones en caso de
que sea necesario repetirlas.
La idea es que los
estudiantes jueguen diariamente, no
precisamente que todo sea juego (pues entonces no serían actividades separadas,
se perdería la novedad o la sorpresa), sino que se combinen con diferentes
experiencias de aprendizaje, foros, debates, dramatizaciones, para promover o
ejercitar contenidos curriculares, sean conceptuales, procedimentales o
actitudinales.
Un aspecto que no se
puede descuidar, es lo referido a quién gana. La existencia de un ganador (o un
perdedor) no es un ingrediente esencial del juego infantil. Los estudiosos nos
dicen que el juego es actividad improductiva. Los deportes son otro capítulo
aparte, dado que en ellos la figura del ganador es vital.
Es necesario
referirse a otro aspecto. La tecnología ha contribuido con una variedad
ilimitada de videojuegos y juegos informáticos que ocupan buena parte del
tiempo de nuestros niños y jóvenes. Algunos de ellos fomentan el “todo vale”
como norma aceptable de comportamiento y a estimular todo tipo de actitudes insolidarias
y/o violentas. No podemos oponernos a esa realidad, pues entretienen, ni
competir contra ella. Nuestras clases no pueden ser tan diferentes, necesitamos
diversificar el tipo de experiencias de aprendizaje a que sometemos a nuestros
alumnos, ya que para muchos de ellos el computador forma parte de sus vidas.
Sin embargo, al
hacerlo, no asumamos los juegos didácticos como una moda que resuelve todos los
problemas. Hagámoslo con plena conciencia de la importancia que tienen las
actividades lúdicas en la vida de nuestros estudiantes de educación básica y
media, pero sin olvidar que el juego es una actividad seria.